Calle Amantes 11, 2º - Teruel

Se trata de un concepto revolucionario basado en la personalización de un producto cosmético con el objetivo de garantizar una fórmula ajustada a las necesidades de cada persona, buscando conseguir unos resultados más satisfactorios y duraderos.
Lo normal, o por lo menos para mí, sobre todo a la hora de invertir en un producto del tipo que sea, es tener en cuenta la opinión de otras personas de nuestro entorno que ya han probado ese mismo producto. Así sentimos que vamos sobre seguro. Pero lo que tendemos a no tener en cuenta, es que no es lo mismo probar una cafetera que un cosmético. Cada piel tiene unas características diferentes, y, por tanto, unas necesidades diferentes, por lo que un cosmético que a mi amiga, prima o vecina le funciona fenomenal, no tiene por qué dame buenos resultados a mí.
Esta conclusión, que a priori parece muy “de cajón”, es algo a la que muchos aficionados a coleccionar productos de cosmética no hemos llegado fácilmente, haciendo que las estanterías de nuestros baños estén repletas de tarros y tarros de cremas que no acaban de encajarnos o que ni siquiera hemos llegado a estrenar.
Para solucionar este problema nace la cosmética personalizada. Un producto concreto con unos ingredientes concretos para una piel concreta.

La mayoría de las empresas que trabajan con este tipo de cosmética, recurren a un equipo de medición profesional para conocer las necesidades de la piel de los clientes, basado en la realización de un diagnóstico de esta que proporciona una idea general del estado de hidratación y otras cualidades de la piel. Esta información permite ajustar al máximo una fórmula compatible con la demanda de cada usuario. En ocasiones, sobre todo cuando se trata de productos de venta online, la forma de acceso a esta información suele ser a través de una serie de cuestionarios que el cliente completa, acompañados o no de asesoramiento virtual.
Una vez recopilada esta información comienza el proceso de decidir de qué productos dentro de una gama de cremas, contornos y sérums, podrá beneficiarse el paciente.

Cada vez son más las opciones para elaborar tus propios cosméticos en las que es el cliente, y no el equipo de asesoramiento de la empresa, quien selecciona qué tipo de principios activos compondrán su cosmético. Esta es muy buena opción para la gente autodidacta o con ciertos conocimientos en el campo, ya que permite personalizar al 100% la experiencia, pero cuidado…
A la hora de diseñar nuestros propios cosméticos y querer hacerlo bien (para no convertir la experiencia en otro fajo de billetes tirado a la basura) muchas personas se encuentran con el siguiente obstáculo: no tienen una formación en el tema que les permita conocer qué activos son adecuados para su piel o por qué. También para esto hay solución (“La guía definitiva para el cuidado de la piel”, “El arte coreano del cuidado de la piel”), y si hablamos de una piel sana y mantenemos nuestras expectativas a raya, no hace falta ser un experto en la materia para conseguir un resultado bastante acertado.

Vale, ya tengo mis cremas, lo que pasa es que ahora no me apetece / no encuentro el momento para empezar a utilizarla…Y es que los argumentos más extendidos cuando se inicia una conversación sobre el cuidado de la piel entre personas que tienden a ser más “dejadas” en este tema es “me da pereza” o bien, “el skincare es para ricos”.
Pues bueno, desmontemos mitos.
Uno de los grandes puntos fuertes de este sistema de personalización, es que el hecho de verse involucrado en el proceso de creación provoca indirectamente una mayor implicación a la hora de cumplimentar la pauta de cuidados faciales, porque resulta más fácil “engancharse” y ser constante.
Es cierto que, si nunca te has preocupado por cuidar tu piel a diario, el comienzo puede ser un poco abrumador, pero es como cualquier otra cosa, los hábitos se crean a base de repetir la acción. Los primeros días costará muchísimo ponerse a ello, progresivamente te darás cuenta de que lo haces de manera automática, casi sin pensarlo; y un día llegarás a casa a las tantas y no concebirás la idea de irte a la cama sin haber completado tu rutina facial. Eso es así.
Por otra parte, cuidar tu piel no es caro si sabes elegir qué productos son imprescindibles y qué deben contener estos cosméticos. A veces ocurre que el querer cuidar tu piel no va necesariamente de la mano de querer conocer o desear zambullirse en las profundidades de este submundo que es la cosmética, y disponer de esta información no es una prioridad para muchos. Con el fin de facilitaros el trabajo a todos los que os encontréis en esta situación o para aquellos que andéis muy perdidos, tal vez os sirva releer nuestra entrada sobre rutina cosmética del blog.
Por cierto, ¿sabías que la cosmética personalizada ha dado un salto tan grande que ahora puedes obtener una crema formulada con tu propia sangre? Si os interesa saber más, hacédnoslo saber en los comentarios y nos animamos a publicar algo sobre este tema tan curioso e interesante 

 

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